
Contacta con GRANADA REPUBLICANA UCAR
domingo, 31 de julio de 2011
jueves, 28 de julio de 2011
La Transición terminará cuando llegue la Tercera República

02/03/2011
Hace algún tiempo se especulaba sobre el momento en el que terminó la llamada Transición española de la dictadura a la democracia. Para unos fue el 15 de junio de 1977, fecha de cuando se realizaron las primeras elecciones legislativas tras la larga dictadura. Para otros lo fue cuando el intento de golpe de estado del 23-F de 1981 no prosperó y de alguna manera conjuró los continuos intentos golpistas que se producían bajo el nombre de “ruido de sables". Para otros, en octubre de 1982, cuando el partido socialista ganó las elecciones y se produjo la alternancia entre un partido de centro derecha por uno de centro izquierda y, para los más europeístas, cuando España, junto a Portugal, fueron admitidas en la Unión Europea en 1986.
Sin embargo para mí, la Transición no habrá terminado de verdad, hasta el día en el que llegue la Tercera República, habida cuenta que la segunda llegó de la mano del voto popular y fue liquidada por el fascismo internacional y por unos militares golpistas, el 18 de julio de 1936, habiendo dejado como herencia y muestra de que ese régimen seguía "atado y bien atado" la figura del jefe del estado actual designado por el dictador "sucesor a título de rey". Mientras esto no se produzca, seguiremos en las mismas y desconociendo una parte fundamental de nuestra historia reciente.
De ahí que desee iniciar esta reflexión haciéndonos presentes en el Congreso de los Diputados en noviembre de 1931. El 14 de abril de aquel año se habían producido unas elecciones municipales que habían hecho que España se acostara monárquica y se levantara republicana en frase del almirante Aznar. Y como consecuencia de aquello, el rey Alfonso XIII tuvo que tomar el portante y marcharse al exilio, desde donde no dejó de conspirar y tratar de volver como rey. Pero, tras las elecciones legislativas de junio de aquel año, quedaba pendiente que hacer con aquella supuesta legitimidad. Y los representantes públicos elegidos democráticamente quisieron dejar las cosas muy claras y, en memorable sesión parlamentaria, prescindieron de la monarquía y le pidieron al rey y a sus sucesores no volvieran al país y devolvieran todo lo robado.
LA ACUSACIÓN A ALFONSO XIII
Y para que quede claro el acuerdo parlamentario aprobado en aquella misma Cámara y bajo presidencia del socialista Besteiro, he aquí el texto de acusación que era muy contundente. Decía así:
“Texto definitivo que aprobaron las Cortes por mayoría absoluta pasadas las 3,30 de la madrugada entre el día 19 y 20 de noviembre de 1931.
“Las Cortes Constituyentes declaran culpable de alta traición, como fórmula jurídica que resume todos los delitos del acta acusatoria, al que fue rey de España, quien, ejercitando los poderes de su Magistratura contra la Constitución del Estado, ha cometido la más criminal violación del orden jurídico del país; en su consecuencia, el Tribunal soberano de la nación declara solemnemente fuera de la ley a Don Alfonso de Borbón y Habsburgo-Lorena. Privado de la paz pública, cualquier ciudadano español podrá aprehender su persona si penetrase en territorio nacional.
“Don Alfonso de Borbón será degradado de todas las dignidades, derechos y títulos, que no podrá ostentar legalmente ni dentro ni fuera de España, de los cuales el pueblo español, por boca de sus representantes elegidos para votar las nuevas normas del Estado, le declaran decaído, sin que pueda reivindicarlos jamás para él ni para sus sucesores.
“De todos los bienes, acciones y derechos de su propiedad que se encuentren en territorio nacional se incautará en su beneficio el Estado, que dispondrá del uso más conveniente que deba dárseles.
“Esta sentencia, que aprueban las Cortes soberanas Constituyentes, después de sancionada por el Gobierno provisional de la República, será impresa y fijada en todos los Ayuntamientos de España y comunicada a los representantes diplomáticos de todos los países, así como a la Sociedad de Naciones”.
La designación de Juan Carlos como Príncipe de España en 1969, y no Príncipe de Asturias, resaltaba hasta qué punto la Ley de Sucesión rompía con la continuidad y la legitimidad de la dinastía Borbón. La nueva Monarquía iba a ser la de Franco y solamente la de Franco. Pero rompía algo más. Aquel acuerdo democrático de noviembre de 1931.
Como se ve, el acta acusatoria contra Alfonso XIII dice de forma clara y tajante que este Borbón no podría reivindicar ningún derecho ni para él ni para sus descendientes o sucesores.
Sin embargo, en esta España anestesiada, vemos un día sí y otro también, cómo la pareja formada por Felipe de Borbón y Letizia Ortiz son noticia por una cosa o por otra. Por inaugurar un Instituto Cervantes en el mundo, sin hacer alusión nunca a las lenguas cooficiales, por inaugurar un curso de lo que sea leyendo un discurso que nadie sabe a quién representa, por asistir a la toma de posesión de un presidente iberoamericano, sin que nadie pueda controlar parlamentariamente de lo que se habla en estas reuniones ni por qué un señor, por el mero hecho de ser hijo de su padre, merezca tales honores, o bien por sus vacaciones o por los acontecimientos familiares, el caso es que a ésta pareja la tenemos ya hasta en la sopa. Y no solo a ellos, sino a sus hijas que curiosamente no tienen la protección de los demás niños españoles a los que se les tapa la cara en los boletines informativos. Aquí quieren que les conozcamos y los vayamos haciendo poco a poco parte de nuestro paisaje emocional. Y todo esto pagado con dinero público, como es el caso de los Premios Príncipe de Asturias, y sobre todo no queriendo cambiar la Constitución española en su aberrante artículo en el que se le da la primacía al varón sobre la mujer no vaya a ser que en el referéndum que obliga a éste cambio, se produzca alguna sorpresa por parte de unas nuevas generaciones que podrían hacer con su voto, lo que no se les permitió a sus padres en 1978 cuando se aprobó la Constitución, cuando sin referéndum expreso alguno se aprobó que España era la monarquía que había dejado el general Franco de herencia.
EL REY ESTÁ DESNUDO
Pero ya empiezan a decirse algunas cosas. Últimamente ya no solo se editan tediosas ediciones de libros laudatorios sobre D. Juan Carlos y su hijo, sino que empiezan a asomar por las librerías títulos como "El Pecado Original de la familia Real Española" de Josep Carles Clemente, "Retrato de un Matrimonio" de Jaime Peñafiel,"Juan Carlos I, el Ultimo Borbón", de Amadeo Martínez Inglés, “La Corona está que arde” de Fernando Gracia y otros títulos escritos quizás al calor de las polémicas de 2007 y de los cumpleaños del rey y de su hijo. No son muchos aunque estos libros por otra parte, comienzan a hablar desenfadadamente de los negocios del rey y su familia, de sus amistades peligrosas y de cómo se llevan personalmente unos con otros, cuestiones éstas oportunas pues a fin de cuentas al rey y a su familia le pagamos todos su sueldo y caprichos con dinero público.
Por eso quizás una cierta originalidad del libro que escribí sobre la censura que rodea al rey, consiste en que por primera vez está escrito desde la política y el fallido control parlamentario tratando de apuntar algo que es una evidencia: la actual monarquía española aparece en todas las encuestas como la institución más valorada porque se sabe muy poco de ella y lo que se sabe está perfectamente diseñado para que usted crea que todo el monte es orégano.
Quizás, en los años 1976 y 1977 fue necesario que así lo creyéramos para que el paso de una dictadura a una democracia fuera lo menos traumática posible para la convivencia pero, treinta años después, no creo se puedan seguir manteniendo las mismas fábulas impropias de una democracia madura. ¿O no es una democracia madura la española?.
Parece que no, pues se sigue manteniendo una especie de conspiración de silencio en la que participan políticos, personalidades de todo tipo y medios de comunicación social en torno a la familia real para seguir diariamente manteniendo la convención de que es esta la única fórmula válida en la actualidad para que España no se rompa o para que no acabemos a garrotazos los unos contra los otros.
Quizás esta política se sigue llevando o porque la democracia es frágil y necesita la censura y la autocensura para mantener en pie sus instituciones o bien por una cierta inercia y comodidad porque quien ose levantar el velo se le acusará de desestabilizador o de buscador fácil de notoriedad, dos puñetazos en medio de la nariz, que no todo el mundo está dispuesto a soportar. A fin de de cuentas se vive mucho mejor sin meterse en demasiados líos. Y aludir críticamente a la monarquía no es políticamente correcto ni al parecer de buen gusto.
Y sin embargo es preciso ir diciendo que el rey está desnudo, que su legitimidad de origen no es democrática, por más que aparezca en Títulos y artículos de una Constitución aprobada democráticamente en 1978, que su vida privada no es nada ejemplar, que sus gastos y sus relaciones con amigos comisionistas son impropios y que su falta de responsabilidad ante el delito es algo único en una Europa democrática. Y la explicación del porqué digo estas cosas y del porqué un buen día me harté de seguir haciendo el papel de buen chico en la Villa y Corte fue por la indecente postura real ante la guerra de Irak.
Un periodista, Luis M. Ansón, nada sospechoso de no ser un ejemplar monárquico, aunque no un “Juancarlista” furibundo, sino más bien un “Juanista” consecuente, dijo no ha mucho que "las cosas han cambiado, y las gentes que rodean al rey tienen que recapacitar. Tienen que programar sus actividades teniendo en cuenta lo que pasó en 2007. Si las cosas no se hacen, habrá críticas". Pero no han aprendido.
Ignacio Escolar, director de Público el día del setenta cumpleaños del rey, reflexionaba así:
“Estos días, a cuenta de su 70 cumpleaños, la conspiración de silencio se ha quedado sin adjetivos con los que edulcorar aún más las hagiografías reales. Y es cierto que en estos últimos 32 años España ha vivido el mejor período de su historia. Pero dentro del binomio, “monarquía democrática”, tiene más mérito en nuestro éxito la democracia que la monarquía, que es irresponsable según la Constitución tanto para lo bueno como para lo malo. Al rey hay que estarle agradecido por traer sin sangre la democracia a España. Pero para muchos, la Transición es algo tan lejano como la isla de "Perdidos", algo que sólo existe en la tele, en “Cuéntame cómo pasó”. Y los agradecimientos se ganan, no se heredan. El tabú real sólo se ha roto en la parte inane del cotilleo, la de la prensa del corazón, y sin tocar nunca al rey. No hay mas libertad de expresión por publicar unas fotos de la princesa en bikini. No hay más transparencia en las cuentas del rey por nombrar a un interventor civil, y no militar, si de todas formas no se cuenta qué se hace con el dinero. Con nuestro dinero. Puede que en España, en el año 2000, existiese una conspiración de silencio en la que participaban todos los medios de comunicación. En el año 2008 que ahora empieza ya no es así”.
LA INSTITUCIÓN MÁS VALORADA
Sin embargo hay gente a la que le gusta que le engañen. A mi no. Y si lo hacen, protesto, y, si soy parlamentario, pregunto. De ahí que uno de los comentarios que más me sacan de quicio sea el que dice que la monarquía es la institución más valorada de acuerdo a unas encuestas amañadas cuyas preguntas son genéricas y condicionando previamente las respuestas. Es como si a usted le preguntan si quiere ser más guapo o guapa y usted dice que si, pero si le preguntan si está de acuerdo con pasar por el quirófano y tener un postoperatorio usted seguramente dirá que no quiere complicarse la vida.
Preguntar por el rey sin tener en cuenta sus cacerías, sus dispendios, sus amistades peligrosas y sus negocios con Javier de la Rosa, Mario Conde, Ruiz-Mateos, Manuel Prado y demás comisionistas y sin preguntar por sus aventuras extramatrimoniales o sus extrañas desapariciones, ni por sus larguísimas vacaciones, no deja de ser un imposible y es seguir reconociendo que la censura y la autocensura son permisibles en un sistema democrático. Bien es verdad que a ello colabora un acrítico gobierno que impide el control parlamentario y unos medios de comunicación que siguen manteniendo el discurso souflé de una institución sin lunares.
Pero lo ocurrido en el 2007 no fue cosa menor. Por espacio de dos meses y a raíz del secuestro de la revista El Jueves se abrió la espita, y, sobre todo a la gente joven le gustó aquello, aunque no la quema de fotografías y efigies del monarca, pero sí que se tocara al tabú. No se entiende el viaje de los reyes nada menos que a Ceuta y a Melilla, ni la reunión en octubre del Consejo de Defensa Nacional, ni la celebración del setenta cumpleaños del rey por todo lo alto, de no haber habido aquel fortísimo cuestionamiento público que se saldó silenciando hoy cualquier opinión crítica.
"Me acaban de legalizar" cuenta la leyenda que comentó el rey cuando se aprobó en la Comisión Constitucional el Titulo II referido a la Corona. Ahora, treinta años después, solo falta que comente : "Me tengo que normalizar " y quizás del “Juancarlismo” se pase institucionalmente a la monarquía institucional moderna y controlable, aunque para algunos, para mí, lo más serio y democrático sería una República surgida del sufragio popular.
LA TEORÍA DE LA CONSPIRACIÓN
Cuando no se quieren abordar los temas de fondo siempre hay alguien que saca a pasear la teoría de la conspiración, (en tiempos de Franco llamada judeo-masónica), y la pone a circular para explicar lo que pasa. Me refiero con esto al hecho de que de repente, la monarquía se pusiera en cuestión y ciertas actitudes reales se han empezado a criticar sin cortapisa alguna. Algo sorprendente porque no estaba en el guión.
Unos dicen que detrás de este terremoto está la derecha más extrema que no admite las carantoñas del rey al socialismo y a los nacionalismos. Otros que son los nacionalismos los que están contra el rey porque el monarca es el símbolo de la unidad y permanencia del estado español y hay que ir a por él.
Creo que las cosas son mucho más sencillas.
Y lo digo por mi experiencia.
Yo me enfrenté con dureza al rey, en la tribuna del Congreso por su actitud en la guerra de Irak. La gente no se acuerda de estas cosas, pero mientras la calle ardía y Aznar nos hurtaba el debate parlamentario, revisé la Constitución y en su artículo 63-3 vi que decía que el Rey, previa autorización de las Cortes Generales, declaraba la guerra y hacía la paz. Y como lo de Irak era una guerra quisimos nos recibiera. Una palabra suya, un gesto quizás, hubiera parado la locura de Aznar o se lo hubiera puesto más difícil. No lo hizo y sólo recibió a Zapatero. Nunca nos dieron la menor explicación, y, aquello para mí fue muy grave. ¿Culpables? El rey y el jefe de la Casa Real, Alberto Aza.
Tras este comportamiento que me demostró que la monarquía no era ni muy útil, ni muy ejemplar, he tratado de lograr que sus gastos sean controlados, que se sepa dónde está cuando desaparece, que su familia, que no está contemplada como tal en la Constitución, como base de poder, pase al ámbito de lo privado y que todo ese cortesanismo barato, de genuflexiones y cabezazos se actualice en saludos respetuosos, pero sin servilismo.
En el verano de 2007, tras el secuestro de El Jueves por el Juez Del Olmo a cuenta de una caricatura, escribí que me parecía más grave que unos empresarios mallorquines le regalasen al Rey el Bribón 14 y que nadie pudiera fiscalizar esas dádivas, que un dibujo, pero debí cometer un grave delito, que fue el de introducir en un escrito la palabra vago, no tanto dirigida al rey, sino a parte de su entorno. Es lo que en todos los corrillos madrileños se comenta pero al parecer no se puede decir en público. Y se armó la marimorena.
Como era de esperar se cogió el rábano por las hojas y vino luego todo lo demás. Curiosamente, fueron los programas llamados rosas quienes rompieron la veda y abrieron la puerta. No los informativos. Y no dejó de ser éste un dato interesante. La monarquía al parecer pierde su status funcional y, al pasar al decorativo, puede comenzar a ser presa de la llamada salsa rosa. Motivos más que suficientes vienen dando. Últimamente todo esto se ha reconducido en lo mediático con una presión directa de la propia Casa Real.
PACTO DE SILENCIO
También se le acusó a Zapatero, "el rojo", de todo esto. Se equivocaban quienes así lo hacían. Yo creo que acertaron los que cifraban el malestar en una Transición mal hecha por injusta y rodeada de tabúes. Uno de ellos la monarquía, a la que un pacto de silencio, ausencia de libertad de expresión y censura sobre ella, insensibilidad total con las víctimas de la dictadura franquista, grandes alfombras de la Real Fábrica de Tapices ocultando bajo ellas la inmensa suciedad acumulada en cuarenta años de tiranía, una sociedad anestesiada que pedía pan, circo, fútbol, bodas y bautizos, y el pensar que aquello de atado y bien atado del testamento de Franco se refería quizás mucho más a un rey, símbolo de unidad y permanencia de España, que a una clase política nacida y crecida en el invernadero de su nomenclatura de la que el dictador no se fiaba ni un pelo, mantenía en el escaparate. El resultado puede ser un malestar creciente que empieza con el secuestro de una revista, unas declaraciones llamando vagos a los miembros de la Casa Real, sigue con la quema de fotografías en Cataluña y un abierto desafío a una forma de representación del estado heredero de una dictadura aunque camuflada por lo hecho un 23-F, fecha de la que no se pudo averiguar nada y que ha vuelto a saltar a la luz tras el libro del hijo del Fiscal Herrero Tejedor, padrino de Suárez, que ha escrito que el rey propició la caída de Suárez y fue éste quien impuso, a pesar del presidente del gobierno, al general Alfonso Armada como segundo Jefe de Estado Mayor, uno de los grandes responsables de aquella asonada enloquecida.
Un 23-F por tanto harto sospechoso, del que no se ha podido investigar judicialmente casi nada y mucho menos el papel del Jefe de los Ejércitos pero que ha servido para que los hagiógrafos del monarca marquen con esta fecha la consolidación de la monarquía democrática, cuando fueron aquellos devaneos reales, quienes, quizás propiciaron aquella jornada infausta. Y lo malo es que por fas o por nefas, nadie ha querido o podido saber exactamente que pasó aquella noche y el consabido mes previo, pero esto no ha sido óbice para que el discurso oficial se haya construido alrededor de un hecho falso o hartamente discutible. Yo, personalmente, en las decenas de cenas oficiales a las que he asistido en el Palacio de Oriente no he dejado de escuchar "el invalorable servicio de su Majestad en el afianzamiento de la democracia aquella noche aciaga en la que su valentía y espíritu de servicio consolidó una democracia que daba sus primeros pasos". Pero al parecer no es duro aplaudir este pasaje que todos los jefes de estado en visita oficial siguen pronunciando, como si este hecho no tuviera fecha de caducidad y, sobre todo, como si éste hecho fuera verdad.
Pero se equivocan quienes crean que esta situación se reconduce con campañas y llamamientos de lo políticamente correcto. Quizás este sea el diseño del jefe de la Casa Real, Alberto Aza. El mismo que no acudió en junio del 2007 al homenaje que gentes representativas de toda la sociedad ofrecieron a su antecesor Sabino Fernández Campo. Y se equivocan porque la juventud está en otra onda y es muy difícil ponerle vallas a un campo cada vez más abierto y ventilado.
SILENCIO
De hecho parece que sorprendió, y, mucho, en La Zarzuela, el silencio catalán y el silencio oficial ante la quema de fotografías del rey el mes de setiembre. Esperaban otra cosa. Le pasó lo mismo que a Luis XVI cuando arrojaban piedras a las ventanas de Versalles. "¿Qué es esto?" preguntaba. "Sire, es la revolución" le contestaron.
Aquí salió a defenderle la última organización que debería haber salido en auxilio del monarca, la CEOE. Y también el otrora portavoz de Jueces para la Democracia y entonces Ministro de Defensa, José Antonio Alonso. Cuando le preguntaron por lo que estaba ocurriendo, contestó: "El gobierno no es republicano sino que el calificativo que mejor lo define es el de constitucional". También hizo hincapié en que “el futuro de la monarquía es inmejorable” mientras le garantizaba aquel 26 de setiembre “todo el apoyo que necesitara en defensa de su papel constitucional como jefe del estado y símbolo de su unidad y permanencia”. ¿Querría enviarle algunos tanques en su defensa?
Me llamó la atención que mientras el gobierno trataba de lograr aprobar en la VIII legislatura la Ley de la Memoria Histórica, el Ministro Alonso dijera aquella obviedad de que el gobierno no era republicano. No hacía falta que lo jurase. Lo molesto fue el tono de este socialista dirigido hacia una República llegada de la mano del voto popular, pero ese tono encerraba una de las claves del porqué la monarquía de Juan Carlos ha superado treinta difíciles años de la historia reciente, sin apenas una crisis, aunque si, con algunos rasguños.
El hecho de que Fraga llamara gamberros a los quemadores de fotos, estaba dentro de los análisis y exabruptos de un hombre que ha servido tan eficazmente a una dictadura, porque mientras decía esto, en otra monarquía, como la británica, el líder escocés Salmond, propiciaba un referéndum de autodeterminación para su país y el rey Alberto II de Bélgica seguía colgado a la brocha de su incapacidad para que en Bélgica pudiera formarse un gobierno cien días después de las elecciones realizadas en un estado que unos comenzaban a ver como inviable.
Si a todo esto se le añade un debate en Galicia, con ramificaciones en el Congreso, a cuenta de que la familia del general Franco no quería abrir al público el Pazo de Meirás, regalado a la fuerza y bajo coacción en plena dictadura, mostrando claramente, que treinta años después en España la familia del dictador no sufrió represalia alguna porque estaba bajo el manto de la Corona, cuestión ésta insólita en un país que sufrió la crueldad de un régimen despótico. La pertenencia ilegítima del Pazo de Meirás en herencia a la familia Franco es toda una afrenta, porque aquí, después de la victoria de los aliados en 1945 no hubo como en Alemania, un juicio de Nuremberg. Esto es algo que pone ante los ojos de las nuevas generaciones que esa Transición tan ensalzada está llena de lunares.
"¿Y que se podía haber hecho?" Preguntan muchos.
Desde luego algo más para que una derecha que usufructuó el poder cuatro décadas no nos de a los demás lecciones de democracia. Solo con eso, casi nos podríamos conformar y sobre todo, que no nos digan que esa Inmaculada Transición es un modelo exportable porque se asienta en el silencio, la mentira, y la injusticia. Tengo decenas de casos de honrados sufridores de aquella tiranía que han tenido que morir en silencio y, encima obligados a aplaudir a quienes se beneficiaron de aquel horror.
Todavía recuerdo como en un debate parlamentario Enrique Fernández Miranda, hijo de D. Torcuato, presidente de aquellas Cortes franquistas, le espetó en un debate en el Congreso a Javier Solana que podía hacer aquellas preguntas parlamentarias porque fue su padre quien había traído la democracia a España. Y se quedó tan ancho el uno y tan callado el otro. Ese fue pues el espíritu de la Transición cuyas costuras comienzan ahora a aflojarse un poco.
LA SOCIEDAD HA CAMBIADO
Pero aquí hay además algunas cosas evidentes.
La sociedad actual no tiene nada que ver con la de hace treinta años. La juventud pasa de monarcas, condes y marqueses y no ve sensato que la elección de un jefe de estado sea por procreación y no por elección. No ven tampoco justa la discriminación hecha en la intocable Constitución española a la figura de la mujer y no está dispuesta a ver derroches e interminables vacaciones, mientras ellos luchan por conseguir su primer pisito. Si a esto se le añade la torpeza del procesamiento de dos periodistas por publicar una caricatura y de la poca simpatía que despierta Letizia Ortiz, antigua colaboradora del nefasto manipulador informativo Urdaci, tienen ustedes un guiso que no obedece a conspiración alguna, sino a que la gente comienza a hablar y comienza a estar harta de que no haya libertad de expresión sobre estos temas.
Tras el debate de 2007 creo que la Casa Real se tendría que poner las pilas en el control de sus gastos de forma pública, en la ejemplaridad de sus conductas sin estar amparados en el secreto oficial y en evitar que a su alrededor se sigan con los usos y costumbres, poco menos, que de la monarquía de Alfonso XIII en cuanto a esas absurdas reverencias tan ridículas como serviles, que afrentan el concepto de igualdad y de democracia.
Estas reflexiones tratan de esto y de otras cosas y sobre todo tratan de demostrar que cuando escribí en Julio de 2007 sobre El Bribón habían existido previamente muchas intervenciones públicas, muchas preguntas parlamentarias, muchas cartas, muchas vivencias de todo tipo, en relación con la Monarquía aunque rodeadas de algo que explica muchas cosas: se silenciaron.
Hoy ese silencio comienza a romperse. Y no está mal. Si la democracia es un régimen de Opinión Pública, conviene que a ésta se le suministren elementos de juicio. Con las ventanas abiertas, la monarquía española, tendrá fecha de caducidad. Y de eso se trata.
* Iñaki Anasagasti es senador por Vizcaya en representación del Partido Nacionalista Vasco (PNV).
martes, 26 de julio de 2011
Coros y danzas

sábado, 23 de julio de 2011
Repercusiones de "El 20 a las 20": Reportaje televisivo y galería de imágenes del acto en memoria de las víctimas del fascismo en Granada
jueves, 21 de julio de 2011
La tapia de la memoria

martes, 19 de julio de 2011
Los republicanos de Granada ante el 20 de julio de 2011

De nuevo, como en años anteriores, acudiremos a las tapias del cementerio de San José, a fin de poder rendir tributo y homenaje a las víctimas del levantamiento franquista, las cuales continúan en el más completo de los desamparos, a tres cuartos de siglo de perpetrada la barbarie. De nuevo, como en pasados veranos, volveremos a colocar una sencilla placa en desagravio a su memoria, mancillada y vilipendiada desde entonces.
domingo, 17 de julio de 2011
"El 20 a las 20": Homenaje a las víctimas del franquismo en Granada

viernes, 15 de julio de 2011
Rubalcaba, Cayo Lara y el 15-M

No cabe duda que sus propuestas de cambio, anunciadas con algazara de aleluyas y plagiadas de algunas de las reivindicadas por las plataformas ciudadanas que dieron lugar al 15-M, serían suscritas por todos los que deseamos un CAMBIO REAL en la política y en el sistema de valores de la sociedad española; pero en su boca, curtida de mentiras –como cuando los GAL–, afianzada de intrigas y añagazas, suenan a zanahoria, a cebo, a señuelo con que atraer a las urnas los votos que ellos mismos espantaron robándole al pueblo lo que a los ricos daban.
Las tunerías, jugarretas y argucias que jalonan una vida política consagrada a la defensa y afianzamiento –por vía socialdemócrata– del capitalismo, dejan en bancarrota la credibilidad de Rubalcaba. Aunque cambiara en las siglas de su partido la inservible “O” de “Obrero” por la “I” de “Indignado”, no le valdría de nada. Su demagogia y su innegable participación en el acoso y derribo de todo lo público, ya sea la educación y sanidad, que ahora anuncia defender, como los aeropuertos, de los que no dice nada, pero a los que no le tembló el pulso para militarizar, están demasiado presentes como para caer en su trampa.
Sin embargo, como atraída por la seducción de la golosina alguna mente perezosa se verá inclinada a creerle, recordemos que en la conciencia del 15-M y en la propuesta de restauración del espíritu democrático, tiempo ha traicionado por este mismo personaje y otros de similar jaez, ondean como principio expulsar del poder a los dos partidos –PP y PSOE– que, bendiciendo la alternancia como suplantación de una verdadera alternativa política al Sistema, han venido encarnando la falacia de un pseudopugilato tras el que el Capital sigue dictando impunemente la injusticia de sus leyes. Así que, prometan lo que prometan, pregonen lo que pregonen, mientan lo que mientan, ni Rubalcaba ni Rajoy representan posibilidad alguna de cambio real en España. Tengámoslo presente –sobre todo los más jóvenes– a la hora de las urnas.
La cuestión se nos complica a los “indignados” por cuanto, en la otra orilla de las “Dos Españas”, la cúpula de Izquierda Unida, con Cayo Lara de mascarón de proa, continúa vacando por las playas de la inopia sin acertar a quitarse la venda de contradicciones que le impide tomar auténtica conciencia de lo que ocurre.
Los expedientes abiertos a sus tres diputados en Extremadura, o el rufo acento de sus admoniciones, así lo indican y me hace maliciar que aún siguen operando “topos” de peso en el seno de la coalición. Topos, emboscados o quintacolumnistas del PSOE, que contribuyeron a hacer de IU una entidad aquejada de perenne hipertensión. Tristemente célebres fueron en este sentido, Diego López Garrido y Cristina Almeida, fundadores junto con Nicolás Sartorius, de aquella corriente crítica –léase traidora– llamada ‘Nueva Izquierda’ cuya felonía el PSOE recompensaría con cargos, carguitos y carguetes.
Hilvanan ambas cuestiones la semejanza entre el discurso de Cayo Lara y el Consejo Político Regional respecto a lo ocurrido en Extremadura y lo que aconteció en 1996 –cuando IU bajo la coherencia y honradez política de Julio Anguita consiguió su techo parlamentario con 21 diputados y 2.639.774 votos–, al negarse la coalición a poner sus escaños al servicio del PSOE, que los necesitaba, junto con los de CiU, para evitar el gobierno del PP. Desde dentro y desde fuera, IU, y en particular Anguita, fueron acusados de contribuir a “la derrota de la izquierda”, de no querer formar parte de “la casa común” de la izquierda, etc., etc. Como si en aquella época ni en ésta el PSOE hubiera hecho el mínimo atisbo de gobernar con la zurda. En dicha tesitura, y pese al feroz vapuleo mediático a que fue sometido, Julio Anguita, el hombre de “programa, programa, programa”, el que dijo que había que “ganar para cambiar, pero nunca cambiar para ganar”, el político más honrado y lúcido que ha tenido este país desde 1939, se adelantó, saliendo al paso con su postura de firmeza y dignidad, a toda la tragicomedia, perdularia y circense en que se ha convertido la política.
¿Cómo se atreve Cayo Lara a condenar, en nombre de una fuerza política que, según él, se reclama de la izquierda transformadora y que pretende ser creíble, la coherente actuación de los diputados extremeños siguiendo la resolución tomada por sus bases?
¿En qué desván de despropósitos queda postergado su apomponado discurso de “Refundación” para aglutinar IU y toda la izquierda alternativa en torno a una propuesta política anticapitalista? ¿Es acaso el PSOE anticapitalista? ¿Es de izquierda, siquiera? ¿No es un partido enfangado de corrupción hasta las cejas? ¿No ha sido y es el bastión más productivo que ha tenido el neoliberalismo en España? ¿No sigue siendo el principal malversador del patrimonio público de este país? Es más, ¿no se hacía constar en el acta fundacional de Izquierda Unida, la evidenciada derechización del PSOE?... Entonces, ¿qué cuento es éste que se traen Cayo Lara o Gaspar Llamazares –la beatería política y prosocialista que desencadenó el hundimiento definitivo de la coalición– ungiéndose de cólera divina para expedientar o reconvenir a compañeros que lo único que han hecho es ser coherentes con el espíritu de la refundación de la izquierda no optando por ninguna de las dos derechas que se les proponía: la del PP o la del PSOE?
Desde luego, con estas medidas disciplinarias IU no contribuirá en absoluto a su ya precaria credibilidad. Tampoco quienes la gobiernan nos dejan muchas opciones: o son ineptos consumados, indignos del cargo que ocupan, o pronto los veremos sirviendo abiertamente en el PSOE, como tantos que antes hicieron en IU su artera labor de tapadillos. De cualquier forma, desde el espíritu del 15-M, estas cuestiones tampoco acreditan a IU como opción fiable para las próximas elecciones.
miércoles, 13 de julio de 2011
Reconstructores de la izquierda

lunes, 11 de julio de 2011
Una calle para Robespierre en la capital

Alexis Corbière
03/07/2011
Durante el reciente pleno del Ayuntamiento de París he presentado una petición para que se le dedique una calle a Maximilien Robespierre. Por desgracia, ha sido rechazada y Bertrand Delanoë [alcalde de París] hizo saber que se oponía a ello. Yo no acepto que la representación parisina minimice así el papel primordial desempeñado por este hombre durante la Revolución Francesa, acontecimiento fundador de nuestra República, considerando que su pensamiento y sus actos siguen conservando en lo esencial una gran modernidad.
Júzguese: es él quien por vez primera, a mediados de diciembre de 1790, emplea la divisa "Libertad, igualdad, fraternidad", convertida desde entonces en la de toda nuestra nación. El fue el primer defensor del sufragio universal y de la soberanía popular. Fue él quien intervino con energía en favor de la abolición de la esclavitud y el fin de la colonización.
Es él quien defendió asimismo la libertad de prensa y exigió incluso, desde 1791, en vano, la abolición de la pena de muerte. Es él, nuevamente el primero que exigió que se concediera la ciudadanía plena a judíos y comediantes.
Su concepción de la República era exigente, defendía el espacio político de la Declaración de Derechos del Hombre y el Ciudadano. Hombre político integral, legislador filósofo, el "Incorruptible" tuvo que enfrentarse a tiempos difíciles en los que nuestro país se vio desgarrado por las invasiones de ejércitos extranjeros, por numerosas traiciones, y trastornado por una terrible guerra civil.
No temáis, que no esquivaré la crítica. Robespierre fue uno de los actores de lo que se llama el Gran Terror. Pero, ¿de qué hablamos exactamente? De un período de dos meses, del 10 de junio al 27 de julio de 1794. Como a ustedes, esto no me produce ningún placer e, igual que ustedes, me opongo ferozmente a la pena de muerte. Pero esta violencia es poca comparada con la ejercida durante siglos por los reyes de Francia, que avalaron las peores masacres y torturas.
Ironías de la Historia
La época fue de una insólita brutalidad, que por otra parte no se interrumpió con la muerte de Robespierre. A este respecto, Termidor no supuso una salida del Terror sino su continuación con otros protagonistas, otros vencedores y otros vencidos, un cambio de proyecto político y no un cambio de medio político. Así fue durante las décadas que siguieron. Adolphe Thiers, al reprimir a la Comuna de París en 1871, hace ejecutar a 23.000 personas en una sola Semana Sangrienta. Pese a ello, existe una calle Thiers en el distrito 16º de París.
Robespierre no era en el seno del Comité de Salud Pública el personaje "sediento de sangre" que un vulgar revisionismo ha retratado para la posteridad. ¿Hay que recordar que es absurdo el término "tirano" para describirlo, puesto que no era más que uno de los miembros de una instancia colegiada, el Comité de Salud Pública, elegida y reelegida todos los meses en el seno de la Convención? La negativa provendría, en fin, ha dicho el alcalde de París, de que Robespierre habría estado en el origen de la iniciativa de la "ley de sospechosos" de 1792, que restringía las libertades públicas. Eso no es exacto. Esa ley fue iniciativa de Jean-Jacques Régis de Cambacérès, miembro de la Convención, que sin embargo, ironías de la Historia, tiene derecho a una calle en París.
Entonces, ¿por qué oponerse a esta demanda, apoyada por numerosos historiadores? Durante la Liberación, las fuerzas parisinas, tras haber luchado contra el ocupante nazi, bautizaron una plaza con el nombre de Robespierre (la actual plaza del mercado de Saint-Honoré). Una mayoría conservadora revocará esta decisión en 1950. Prueba, por si hacía falta, de que la toponimia es siempre política.
Pese a mis desacuerdos, sabemos que desde 2001, gracias al impulso de Bertrand Delanoë, Paris ha "cambiado de época". Es hora de que eso suceda en lo concerniente a la memoria de Robespierre. Lúcido pero obstinado, estoy convencido de que llegaremos a convencer. Llevará el tiempo que haga falta. Al fin y al cabo, ¿no dura este debate desde hace ya doscientos años? Salud y fraternidad, señor alcalde.
Alexis Corbière, concejal del distrito 12º de Paris, es secretario nacional del Parti de Gauche francés.
Traducción para www.sinpermiso.info: Lucas Antón
*Publicado originalmente en el diario francés Le Monde, el 28 de junio de 2011.
viernes, 8 de julio de 2011
Rubalcaba o la conciencia maquiavélica del Estado monárquico

Los perroflautas, como peyorativamente califica la prensa de la extrema derecha a los asamblearios, empezaron a apercibirse del extraordinario poder que proporcionaba sus multitudinarias concentraciones. Entre ellos fue abriéndose paso la idea de que de que no bastaba con soñar con la posibilidad de un mundo mejor, sino que había que empezar a construirlo a través de la acción y el concierto de voluntades. En apenas 30 días los “perroflautas” comprendieron muchas cosas que una izquierda autista, educada en los marcos de una democracia construida por los herederos de la dictadura franquista, ni siquiera había logrado atisbar. Y empezaron a cercar los parlamentos y a las marionetas que se escondían tras la institucionalidad de sus gruesos muros. Y luego se empeñaron en que es inhumano no conmoverse por la expropiación de viviendas decretada por los mismos banqueros cuya alquimia financiera había provocado que miles de desempleados no pudieran pagar sus hipotecas. Y más adelante, aquellos perroflautas zarrapastrosos osaron, incluso, pensar en la posibilidad de convocar una Huelga General desafiando a los domesticados sindicatos del sistema. Y...
Fue en ese instante cuando Alfredo Pérez Rubalcaba comprendió que aquellos movimientos integrados por miles de "mindundis" habían traspasado el umbral permitido por el Sistema. Y empezó a actuar. Con exquisita habilidad, pero también con puño de acero, lanzó a l@s indignad@s las primeras señales de humo advirtiéndoles de lo violenta que podía llegar a ser la furia de la omnipotente máquina del Estado cuando alguien se atreve a tocar las fibras más sensibles de su estructura. Es, quizás, este escenario el que permita contextualizar las violentas acciones emprendidas contra los campamentos de indignados que aun permanecían en pié, en la madrugada del pasado 4 de julio. Las próximas semanas se encargarán de demostrar si las afirmaciones que aquí estamos formulando son o no ciertas. .
Pero, ¿quién es este Rubalcaba hábil, sinuoso, implacable y frío como un tempano? Alfredo Pérez Rubalcaba es hoy, sin duda, la conciencia maquiavélica del Estado monárquico español. Se trata de un hombre que conoce en profundidad los entresijos más oscuros del aparato del Estado. Este conocimiento ha permitido que, sea cual sea el puesto que ocupe en el Ejecutivo al que pertenezca, Rubalcaba tenga entre sus otros cometidos la importante función de tejer y destejer los problemas creados por la impericia de sus colegas los ministros. "Si tienes el favor o la simpatía de Alfredo siempre podrás contar con la esperanza de allanar los efectos de tus propias torpezas", dicen que comentan en privado sus compañeros de Gabinete.
Pero estas habilidades de "Alfredo" -así está empeñado en que se le llame ahora- no son producto del azar. Se trata de un hombre dedicado durante años a navegar a través de las pestilentes cloacas del Sistema. Inició esta tenebrosa singladura a principios de los años 90, cuando fue nombrado Ministro de la Presidencia y de las Relaciones con las Cortes por Felipe González Márquez. Desde esa responsabilidad se encargó de desmentir a los cuatro vientos una y otra vez las evidentes relaciones entre el Gabinete al que pertenecía y el grupo terrorista inspirado por su Presidente, el Sr X. La derecha no socialdemócrata le reprocha ahora hipócritamente sus mentiras de antaño, y calla sin ruborizarse las operaciones criminales que de forma similar se realizaron durante los gobiernos de la UCD.
Detrás de sus ademanes suaves, casi británicamente flemáticos, se esconde una personalidad carente de los escrúpulos que a un individuo corriente y honesto le impedirían ejercer determinadas responsabilidades de Estado. José Amedo, un policía asesino al servicio del terrorismo felipista de finales de los ochenta, cuenta que Rubalcaba estuvo detrás de los intentos de comprar su silencio en relación con los GAL. Ciertamente que la nula credibilidad de Amedo no permite estar muy seguros de su testimonio, pero después de todo lo que se ha juzgado y probado a los gobiernos de Felipe González el relato del policía sicario no se nos antoja muy improbable.
En cualquier caso, la carrera política de Rubalcaba no fue la de un lobo estepario que en solitario se hiciera así mismo. No es en absoluto un self made man. Contó con la ayuda de padrinos bien colocados en lugares privilegiados de las alturas. Su estrecha relación con Javier Solana, otro corsario de las alcantarillas del Sistema, le franqueó las puertas de los despachos de los poderosos y le abrió las cajas fuertes de los secretos mejor guardados del establishment. Teniendo como mentor a quien se terminaría convirtiendo en Secretario General de la OTAN, Rubalcaba tuvo acceso -de la mano de este amigo y preceptor- a las áreas mas reservadas de las cancillerías europeas. Eso le permitió establecer cordiales relaciones con los representantes de los poderes supranacionales del capitalismo internacional.
Entre las muchas cosas que los famosos papeles de WikiLeaks pusieron de relieve una de ellas fue la familiaridad con la que "Alfredo" se movía en esos ámbitos. Y también -todo hay que decirlo- el talante extremadamente servicial de su conducta, expresada con especial esmero en sus relaciones con más conspicuos representantes del gobierno de los Estados Unidos de América.
Hace apenas unas semanas, a golpe de talismán, "Alfredo" fue convertido por el aparato de la organización política a la que pertenece en candidato a la presidencia para las próximas Elecciones Generales. La derecha franquista está inquieta. No porque Rubalcaba pueda representar, ni mucho menos, ningún tipo de peligro para las sacrosantas esencias del sistema monárquico español, sino porque es conocedora de que entre sus filas no existe competidor alguno que pueda igualar la habilidad de este experto contrincante. Pero éste será un tema sobre el que tendremos la oportunidad de escribir en futuras ocasiones.
miércoles, 6 de julio de 2011
El manifiesto
Hugo Martínez Abarca
Quien mucho abarca
28/06/2011
Desde las pasadas elecciones municipales o desde el 15M (ambos habrían empujado en la misma dirección) una canción parecida se entona desde lugares de la izquierda diversos. Se trata de una llamada a lo nuevo, a la generación de mayorías sociales de izquierda, a un frente amplio, a arriesgar… cada cual lo ha llamado de una manera.
En este mismo blog, a los cuatro días de las elecciones proponía una llamada a la conformación de un espacio de entendimiento político cuyo primer reto pudiera ser el electoral y que pusiera muy poquitas
líneas rojas imposibles de traspasar por la candidatura [electoral en 2012]: los mínimos democráticos planteados por Sol, la oposición a todo recorte de derechos sociales, la defensa del medioambiente, el feminismo, el pacifismo más estricto, la defensa de las minorías, los derechos civiles, la apuesta por lo público, defensa de la memoria democrática… Nada que no nos sepamos de memoria y en lo que nos sentiríamos cómodos mucha gente de procedencia diversa que quisiéramos reaccionar ante la urgencia histórica.
Con una propuesta menos etérea, Julio Anguita escribía una serie de medidas urgentes a discutir en torno a las cuales buscar la generación de una mayoría social empujada por el clamor social que supone el movimiento 15M. Dentro de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares también ha hecho pública su propuesta de frente amplio que entiendo que busca caminar por senderos parecidos: una lectura del momento histórico que nos lleva a la convergencia social por abajo por la que se apuesta en IU, acompañada también por la generación de un polo democrático frente al colaboracionismo con los mercados; tal y como llevamos tiempo aprobando en órganos de IU y en asambleas para la refundación de la izquierda.
Hoy aparece en Público la presentación de un manifiesto que pide la reconstrucción de la izquierda en el que aparecen firmas que cubren un amplísimo espectro: desde Garzón a Isaac Rosa o desde quienes creyeron en el giro a la izquierda del PSOE con Zapatero hasta quienes apoyaron a Izquierda Anticapitalista pasando por alguna persona entusiasta de Equo.
No creo que pueda haber demasiadas críticas en abstracto a propuestas de este tipo. Por ello surgen de espacios tan diversos de forma coordinada, como el manifiesto de hoy, o descoordinada como las propuestas de Llamazares, Anguita y, modestísimamente, la que expresé en este blog (en la que creo que podría sentirse cómoda gente más representativa que yo).
Los problemas pueden ser sólo prácticos. No faltarán quienes se crean que todo va sobre ruedas para conseguir ciertos crecimientos electorales o para emerger desde la nada y que, estando seguros de su éxito en solitario, no estén dispuestos a compartir su triunfo seguro. Tampoco faltarán resentimientos por enemistades antiguas, algunos bien justificados, y algún que otro ataque de ego, ninguno justificado. Hoy el optimismo debe ser descartado: no es sólo un problema español pues a la izquierda europea le está costando muchísimo ser receptora de confianza pese a que sus tesis políticas de muchos años sí que están siendo compartidas por amplísimos espacios sociales. Y los egos deben ser arrinconados pues no aportan más que lastre.
Es posible que alguno de los agentes llamados a reconstruir la izquierda no tenga la menor voluntad de hacerlo. Para nadie será fácil y todos tendríamos que tragarnos algún sapo o facilitar pasos atrás desplazando personalismos y trayectorias personales que presenten aristas inasumibles para otros. Todos tendremos que situarnos dentro de esas líneas rojas o las que se definan sin traspasarlas siquiera con vericuetos retóricos (estoy pensando en el apoyo a guerras, pero seguro que hay más aspectos conflictivos a resolver).
Una lectura mínimamente sagaz del momento histórico e incluso de los resultados electorales cosechados por todos (pues todo el mundo se presentaba aunque fuera con marcas blancas) o con las encuestas posteriores hará fácil comprender que el esfuerzo por superar las dificultades tácticas es ampliamente compensable por los posibles logros estratégicos o, como mínimo, por la construcción de un frente político que se oponga, como hace la calle, al huracán antidemocrático y antisocial que se apoya en el bipartidismo turnista.
http://blogs.tercerainformacion.es/iiirepublica/2011/06/28/el-manifiesto/
lunes, 4 de julio de 2011
El Fargue, la fábrica de pólvora que decantó la guerra

Álvaro Calleja
04/04/2011
“No se piensen ustedes que aquí se fabrican fideos. Aquí se fabrica pólvora y explosivos y, por tanto, los accidentes no son casuales”. La intervención del coronel Paradas Fustel, que conocía las condiciones de precariedad de la fábrica nacional de pólvora y explosivos de El Fargue, sobreexplotada durante la guerra civil, fue decisiva para frenar los fusilamientos de trabajadores. Los accidentes provocados por el incremento de los ritmos de producción eran la excusa perfecta de una militarizada Falange dedicada a organizar -en colaboración con confidentes y comisarios políticos- sacas de 40 empleados que cargaban en camiones con destino al barranco de Víznar. Bastaba con que algún chivato añadiera tu nombre a las listas negras que manejaban los sublevados.
El historiador Francisco González Arroyo, criado a escasos metros de la instalación militar, en el seno de una familia represaliada, trabaja en los últimos meses en su tesis doctoral centrada en la fábrica El Fargue, hoy la empresa de armamento Santa Bárbara. En los años de la contienda civil era la mayor instalación de explosivos y pólvora de España y una de las más grandes de Europa. Para el Ejército sublevado era fundamental apoderarse de ella pues se garantizaba el suministro bélico. “Es la única razón por la que se subleva la guarnición militar en Granada. La fábrica jugará un papel decisivo en el curso de los acontecimientos posteriores”, sostiene el investigador. Los republicanos se habían hecho con la fábrica de armas de Murcia y existía otra en Toledo, pero ninguna de las dos fue tan trascendente como la de El Fargue.
La fábrica cae en manos de los rebeldes el 20 de julio, sin apenas resistencia, y de la “limpieza” que allí hicieron todavía se habla en Granada. González Arroyo maneja datos fiables de, al menos, 170 represaliados que fueron fusilados y enterrados en fosas del barranco de Víznar. En el peor de los casos, si apareciera la documentación de víctimas que fueron baja en circunstancias desconocidas, la cifra podría alcanzar las 450 personas. “La represión fue feroz con los que no se adhirieron a la sublevación, los tibios, entre los que se encontraban militares o personas militarizadas que trabajaban en la fábrica, y aquellos que se significaron en reivindicaciones de carácter sindical”.
Algunas víctimas aparecen en el libro de Eduardo Molina Fajardo ‘Los últimos días de García Lorca’. De otros muchos ni siquiera hay constatada la defunción. Uno de los primeros represaliados, aunque su detención no se produce en el Fargue sino en el Gobierno Civil, es Antonio Rus Romero, maestro taller en la fábrica, significado sindicalista y secretario del Comité del Frente Popular, al que incoaron expediente judicial -junto al presidente de la Diputación, Virgilio Castilla- que desembocó en ejecución sumarísima.
La misma suerte corrió el dirigente sindicalista de El Fargue Miguel Álvarez Salamanca y decenas de compañeros, todos ellos durante el mandato interino del teniente coronel Manuel Barrios Alcón y el coronel Rafael Jaimez. “La llegada del coronel Paradas Fustel corta radicalmente las sacas de obreros, entre otras razones porque conocía las condiciones de precariedad y pudo demostrar que los accidentes no obedecían a actos de sabotaje, que solía ser la excusa para hacer ‘limpieza’, sino a la vorágine de los ritmos de producción y a la inexperiencia de muchos obreros que fueron contratados para dar salida a los explosivos”, explica.
De 510 trabajadores que contaba la fábrica en julio de 1936 se pasa a 1.676 en marzo de 1938, la cifra más elevada de empleados durante la contienda. Otro dato significativo: antes de la sublevación se fabricaban entre 200.000 y 300.000 kilos de pólvora, y 50.000 de explosivos. Apenas dos meses después del levantamiento militar, en septiembre de 1936, las cifras se multiplicaron por cinco, según los datos de su investigación.
Pero las represalias iban más allá de las ejecuciones. A la familia de González Arroyo le confiscaron la casa para convertirla en cuartel de la Falange. “A mi abuelo lo detuvieron y permaneció cuatro meses en la cárcel, le expropiaron sus propiedades y a sus hijos le dieron 24 horas para que la abandonaran la casa. Encontraron un alquiler en el Albaicín pero con el tiempo regresaron a El Fargue”.
En dicho barrio nació años después el investigador granadino, quien recuerda de niño la prudencia y el temor que envolvían las conversaciones de los mayores. “Me llamaba la atención la ambigüedad en el lenguaje, las frases hechas como: ‘esas son las cosas que pasaban cuando la guerra’ o ‘el pobre murió cuando la guerra’. No se escuchaba que lo mataron o lo asesinaron”.
Pero lo que le hizo profundizar en sus estudios de historia, especialmente en la represión franquista en Granada, fue el asesinato de un primo hermano de su madre, Miguel Fernández Adarve, encausado en el mismo consejo de guerra que su primo Saturnino Arroyo Adarve, abuelo de Carlos Cano. Su tragedia le llevó a recorrer los archivos históricos en busca de un atisbo de luz sobre lo que sucedió no sólo en el Fargue, sino en toda Granada.
Precisamente, el mismo día que se constituyeron muchos ayuntamientos de la provincia, el pasado 11 de junio, presentaba -junto a Eusebio Rodríguez Padilla-, coautor de otra investigación, el libro ‘República, Guerra Civil y Represión Franquista en Zafarraya (1931-1945)’, donde se desmenuzan los expedientes que llevaron al paredón a un gran número de vecinos del poniente granadino.
En noviembre de 2006 se rindió un homenaje a los trabajadores del Fargue fusilados en Víznar. El reconocimiento consistió en la colocación de una placa junto a la fosa común donde se cree que están buena parte de las víctimas. González Arroyo, entonces presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Granada, recuerda que había un proyecto para incluir los nombres de todos ellos. Qué mejor oportunidad que los setenta y cinco años transcurridos del dramático episodio de la guerra civil.
sábado, 2 de julio de 2011
Carta abierta a los militantes de Izquierda Unida de Extremadura

* En la imagen, Pedro Escobar, coordinador regional de IU-V-SIEX y diputado autonómico en la Asamblea de Extremadura, muestra el ejemplar de la Constitución sobre el que juran o prometen los parlamentarios regionales, el cual mantiene todavía el escudo preconstitucional. Fotografía de Jero Morales (agencia EFE).