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miércoles, 6 de junio de 2012

¡Cómo está el servicio!


Rafael Reig


04/06/2012

Ya sabíamos que los políticos no son más que empleados de quienes detentan el poder real, simple personal de servicio, igual que la doncella o el jardinero.

La historia de la Transición, como me ha hecho ver Antonio Orejudo, no es más que una novela picaresca protagonizada por aquel mozo de muchos amos, natural de Cebreros, Ávila, y que, gracias a su astucia y buen conformar, alcanzó a encaramarse a “la cumbre de toda buena fortuna”. Adolfo Suárez siempre fue, como se decía antes, bien mandado, hasta que la librea se le subió a la cabeza y empezó a comportarse, en relación con la OTAN, igual que una criada respondona. ¡Hay que ver cómo está el servicio!, dijeron en el piso de arriba, antes de pedirle que hiciera las maletas.

Tras el paréntesis de Calvo-Sotelo, que era un señor (como también se decía antes) contrataron a un mayordomo que aportaba las mejores referencias, Felipe González, y no sólo consiguió meternos en la OTAN, sino que puso en marcha la reforma laboral que ahora continúa Mariano Rajoy. Fue recompensado: le permitieron heredar los trajes y las corbatas del señor, sentarse a la mesa grande con Carlos Slim y las visitas de casa y retirarse con el riñón cubierto y convertido por fin en alguien parecido a sus antiguos amos. 

Así es, las buenas criadas al final se casan y entonces se vuelven gente bien, como Felipe González, al que sustituyó Aznar, que quizá fuera el primero que dio muestras de esas pintorescas alteraciones de conducta conocidas como el SCCB o Síndrome de Criado de Casa Bien: se sintió ungido por la grandeza de sus amos y se identificó con ellos hasta tal punto que llegó a imitar su acento o poner los pies encima de la mesa del salón. Por eso mismo, en la cocina y en las ‘chambres de bonne’ no le soportaban y llegó a haber multitudinarias manifestaciones en su contra. Un mayordomo afectado por el SCCB suele provocar tan mal ambiente en el piso de abajo que se hace indispensable remplazarle por alguien que goce de las simpatías del resto del servicio.

Para sustituirle entró en el cuerpo de casa José Luis Rodríguez Zapatero, que contaba con el encanto indispensable para apaciguar al soliviantado personal subalterno. El caso clínico de Zapatero recuerda el estudio del Dr. Woody Allen sobre Zelig. Como el paciente del Dr. Allen, Zapatero no soportaba que no le quisieran y, para lograrlo, se mimetizaba como un camaleón hasta recibir una sonrisa de aprobación de cualquier interlocutor con el que se encontrara: él siempre era uno más, “uno de los nuestros”, así estuviera con banqueros, con el Sumo Pontífice o con los mineros de Rodiezmo. Para no caer mal a nadie, hacía una cosa, pero también la contraria (simultánea o sucesivamente) y, al final, la casa se quedaba sin barrer y sólo conseguía exasperar a todos, desde el piso de arriba a las cocinas.

Así hemos llegado a la situación actual en la que la servidumbre está al mando del flemático mayordomo don Mariano, con la señorita Soraya como ama de llaves y el dúo comico Guindos-Montoro a cargo de la despensa.

Don Mariano presenta el caso más agudo de SCCB del que se tiene noticia en la bibliografía médica. Como es habitual en los afectados por SCCB, se siente unido a sus amos por un vínculo sagrado, en todo semejante a un enamoramiento, y vive como propias las fortunas y adversidades de los señoritos, igual que esa criada que tanto presume de la vajilla de la familia (aunque ella sólo la toque para fregarla) y hasta de las calaveradas y líos de faldas del hijo mayor; y se entristece, como si le hubiera sucedido a ella, cada vez que a la señorita la deja otro novio cadete u opositor a notarías.

En estos momentos, sin embargo, los señores de la casa están atravesando una situación difícil y es ahora cuando la dolencia de don Mariano se agrava de forma peligrosa, tanto para él mismo como para el hogar en su conjunto.

Don Mariano no puede consentir que a la señorita le falte ropa interior de seda o que el señor tenga que prescindir de su fin de semana en Marbella. Afectado por SCCB, cualquier calamidad sufrida por sus amos hiere su amor propio y le resulta intolerable: con tal de remediarla, estaría dispuesto a lo que hiciera falta, incluso robar, como ya hemos comprobado con el rescate de Bankia, que llevará a cabo vaciando los bolsillos de los más pequeños (Educación), de los enfermos (Sanidad) y de los más necesitados (Reforma Laboral).

Las tribulaciones de don Mariano deben analizarse a la luz del informe elaborado por el Dr. Pérez Galdós con el título de ‘Misericordia’. En él se describe el caso clínico de una afectada por SCCB llamada Benigna (o Benina o simplemente Nina).

Nina es criada en casa de doña Francisca. Cuando la señora atraviesa una situación de crisis, Nina es capaz de pedir limosna a escondidas para “inyectarle liquidez” a su ama, y ni siquiera se atreve a confesárselo: inventa a un cura, don Romualdo, que es, según su fantasía, el que le hace llegar el dinero. El informe del Dr. Pérez Galdós es detallado y complejo, pero el desenlace nos ayuda en el diagnóstico y pronóstico de don Mariano: cuando doña Francisca recibe una herencia, despide a Nina, que acaba en la calle sin más compañía que el inmigrante ilegal Almudena.

Don Mariano, dispuesto a todo para conseguir la aprobación de sus señores, se inmolará como Nina en beneficio de doña Francisca. Una vez pasada la crisis, le darán la patada y se quedará a la intemperie, pero seguirá sintiendo el mismo amor no correspondido hacia sus antiguos amos. Como Nina, espiará en la acera a algún rozagante banquero, “turbada y confusa”, tras una esquina o escondido “en un portal para ver sin ser vista”. Como Nina, pensará que le ve desmejorado y se ilusionará con la fantasía de que él también le echa de menos.

Hay evidencia en la literatura clínica (en casos del propio Dr. Pérez Galdós) de lo peligroso que ese SCCB que lleva a confundir los intereses del amo con los propios. La criada que cede al acoso nocturno del señorito acaba siempre igual: de patitas en la calle y con un bombo. Ni agradecida ni pagada.

A la vista de estos antecedentes, el equipo médico habitual confirma en el caso de don Mariano el diagnóstico de SCCB agudo. Su situación es muy grave y el pronóstico, reservado.


* Dibujo de El Roto.

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