Nicolás María López Calera
Diciembre de 2010
Diciembre de 2010
Estas líneas pretenden simplemente plantear una serie de cuestiones problemáticas sobre la democracia en las sociedades contemporáneas de nuestro entorno que sirvan para una debate y así, entre todos, dar respuesta a los interrogantes que la democracia plantea hoy.
PRIMERA CUESTIÓN
Hay una serie de datos de las sociedades contemporáneas que expresan la situación crítica en que se encuentra la democracia. Son todos ellos datos que tienen muchos puntos en común y cada uno de ellos expresa un matiz de la crisis a que se encuentra sometida la democracia, así como todos ellos implican un grave riesgo para la misma democracia. En este orden de cosas, podríamos decir que uno de los hechos más graves que afectan al paradigma de la democracia y sobre todo a la realización de la democracia es la desafección social hacia las instituciones democráticas (Paolo Flores D’Arcais). La gente no tiene “afecto” a las instituciones democráticas, porque no cree en ellas o tiene muchas dudas sobre que la realidad política se acomode razonablemente al paradigma. El segundo dato sería el desencanto democrático, esto es, las esperanzas frustradas por la promesas incumplidas de la democracia (Andrea Greppi, Norberto Bobbio). La situación socio-política está llevando cada vez con mayor frecuencia a la abstención como una especie de resignación. La abstención es una manifestación evidente de la “democracia sustraída” (Paolo Flores d’Arcais). Estos datos ponen de relieve también los que David Held ha llamado los “sujetos cansados”, sujetos que renuncian a la posibilidad de ser gestores de su propio destino. Y quien renuncia a ser sujeto queda fácilmente reducido a objeto (David Held).
Primera cuestión a debatir es la siguiente:
¿CÓMO SUPERAR ESA DESAFECCIÓN, ESE DESENCANTO, ESA ABSTENCIÓN QUE REDUCEN LA VIRTUALIDAD DE LA DEMOCRACIA?
SEGUNDA CUESTIÓN
La democracia dominante es ante todo democracia representativa. Y hay que afirmar de inmediato que la democracia representativa, aun siendo válida, tiene muchos déficits. Rousseau llevaba razón cuando en el “Contrato Social” decía: “La soberanía no puede ser representada, por misma razón que no puede ser enajenada; consiste esencialmente en la voluntad general y ésta no puede ser representada; es ella misma o es otra cosa; no hay término medio. Los diputados del pueblo no son, pues, no pueden ser sus representantes; no son sino sus comisarios; no pueden acordar nada definitivamente. Toda ley no ratificada en persona por el pueblo no es nada, no es ley”.
No cabe duda que la democracia representativa introduce una “mediación” para la expresión de la voluntad popular. El representante no está vinculado en las democracias representativas por un mandato imperativo, luego goza de una discrecionalidad que muchas veces cae en la mera arbitrariedad. Por ello es muy común que haya una distancia entre lo que deciden los representantes y lo que quiere un pueblo. Sería, pues, necesario un control más frecuente y directo de esos poderes representativos y sobre todo facilitar las consultas directas para la mayor autenticidad de las decisiones democráticas. De ahí que en los últimos decenios, desgraciadamente sin una implantación generalizada, hayan proliferado las propuestas a favor de una democracia deliberativa y participativa.
Segunda cuestión a debatir:
¿QUÉ MECANISMOS SE PUEDEN CREAR PARA AUTENTIFICAR LAS DECISIONES DE LOS REPRESENTANTES? ¿QUÉ POSIBILIDADES HAY DE EXPANDIR LA DEMOCRACIA DELIBERATIVA Y PARTICIPATIVA? ¿Y LA DEMOCRACIA DIRECTA, AL MENOS EN CUESTIONES IMPORTANTES, VIA REFERÉNDUM?
TERCERA CUESTIÓN
No basta la democracia política, la democracia representativa que se sustancia en los Parlamentos. Los individuos no viven solo en el ámbito de la política. Hay otros ámbitos existenciales que también deben democratizarse. Hace falta una democracia social y una democracia económica. La democracia social quiere significa que la democracia tiene que llegar a las instituciones sociales no estrictamente políticas, como pueden ser los colegios profesionales, las universidades, las escuelas públicas, los sindicatos, etc. La democracia económica es la que se encuentra más alejada del ideal democrático. Los líderes de las democracia liberal, adjunta al capitalismo económico, afirmaron hace ya muchos años que había que tener cuidado con un exceso de democracia que podía llevar a una “ingobernabilidad democrática”, lo que para ellos significaba que la democracia se introdujera en el mundo económico, y porque ello implicaría una socialización de los medios de producción. En torno a esta cuestión habría que reafirmar un valor fundamental de la democracia que es la igualdad. Por tanto mientras que no haya igualdad económica no podrá haber auténtica democracia, más aun si se tiene en cuenta la determinación de lo económico en la construcción de las instituciones políticas y de sus decisiones. La igualdad económica plantea inevitablemente el problema de las formas de la propiedad y en este sentido habrá que concluir que el capitalismo, que el sistema económico vigente, no quiere saber nada de la democracia económica o de una economía democratizada.
Tercera cuestión a debatir:
LA NECESIDAD DE UNA DEMOCRACIA SOCIAL Y UNA DEMOCRACIA ECONÓMICA. ¿CÓMO INTRODUCIR MEJORES NIVELES DE IGUALACIÓN SOCIAL Y ECONÓMICA PARA AUTENTIFICAR LA DEMOCRACIA?
CUARTA CUESTIÓN
En un mundo en el que las fronteras estatales se han roto (la globalización) y en el que las grandes decisiones sobre los grandes problemas se toman más allá del Estado, en el seno de poderes transnacionales, resulta enormemente necesario demandar un progreso democrático en las instituciones internacionales vigentes y, en definitiva, una democracia global. Esas instituciones internacionales (ONU, Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Organización Mundial del Comercio, etc.) carecen de una rigurosa legitimidad democrática y actúan como portavoces de los intereses de los grandes poderes económicos mundiales y no según el interés público o general de la sociedad internacional. La exigencia de una democracia global va estrechamente ligada a un nuevo orden internacional, tanto político como, sobre todo, económico, un orden que permita la participación en pie de igualdad de pueblos, naciones y estados, que actualmente no tienen ningún protagonismo en la constitución de esas entidades internacionales ni consecuentemente en su toma de decisiones. Indudablemente, una democracia global plantea la difícil cuestión de los sujetos de esa democracia global (¿los Estados?, ¿las naciones?, ¿los pueblos?). Es el reto de la posibilidad muy compleja de un “Estado mundial”. En todo caso, todos los avances de la democracia en el plano local, regional, nacional será un importante factor que favorecerá una democracia global.
La cuarta cuestión a debatir:
LA NECESIDAD DE UNA DEMOCRACIA GLOBAL. LA NECESIDAD DE UN NUEVO ORDEN POLÍTICO Y ECONÓMICO MUNDIAL. LOS SUJETOS DEL NUEVO ORDEN INTERNACIONAL.
QUINTA CUESTIÓN
La democracia no será posible sin un “ethos democrático” y sin una ciudadanía educada en y para la democracia. La democracia no se impone por ley. Y no se nace demócrata, sino se hace demócrata. De ahí la necesidad de una educación democrática, de una educación cívica para la democracia, de una cultura democrática. Para todo ello es fundamental la educación en un sano relativismo axiológico, consecuentemente en el pluralismo y en la tolerancia. Sin relativismo (un sano relativismo, no un escepticismo), sin pluralismo y sin tolerancia no es posible la democracia. De esta manera podrá darse un “ciudadano democrático”, un “ciudadano simpático” (David Held), esto es, un ciudadano inclinado a promocionar y a favorecer el interés público y el bien común, un ciudadano ajeno al egoísmo y propicio a la solidaridad.
Quinta cuestión a debatir:
LA NECESIDAD DE UNA EDUCACIÓN PARA LA DEMOCRACIA Y DE UN ETHOS DEMOCRÁTICO. LA NECESIDAD DE AFIRMAR EL RELATIVISMO, EL PLURALISMO Y LA TOLERANCIA COMO BASES DE LA DEMOCRACIA.
CUESTIÓN FINAL
Siempre habrá un “divorcio” entre la democracia ideal o constitucional y la democracia real. Hay que tener conciencia que la democracia será siempre un proceso inacabado e inacabable hacia la democracia ideal. Tal vez sería más correcto hablar de democratización que de democracia. Por ello es especialmente importante, en definitiva, no abandonar la "lucha democrática”. Hay que avanzar siempre en conseguir más altas cotas de igualdad económica y cultural. Cuanto más altos sean los niveles de igualdad más auténtica será la democracia. Uno de los peores enemigos de ese proceso de democratización es la pasividad social ante las carencias de la democracia real. En ese proceso las clases sociales más desfavorecidas por el sistema económico y político vigente han de ser los protagonistas más eficientes de ese proceso.
Cuestión final a debatir:
LA DEMOCRACIA COMO PROCESO INACABADO E INACABABLE. PROGRESAR EN IGUALACIÓN ECONÓMICA Y CULTURAL COMO GARANTÍA PARA EVITAR EL DIVORCIO ENTRE DEMOCRACIA IDEAL Y DEMOCRACIA REAL. ¿QUIÉNES HAN DE SER LOS PROTAGONISTAS DE ESE PROCESO DE DEMOCRATIZACIÓN?
PRIMERA CUESTIÓN
Hay una serie de datos de las sociedades contemporáneas que expresan la situación crítica en que se encuentra la democracia. Son todos ellos datos que tienen muchos puntos en común y cada uno de ellos expresa un matiz de la crisis a que se encuentra sometida la democracia, así como todos ellos implican un grave riesgo para la misma democracia. En este orden de cosas, podríamos decir que uno de los hechos más graves que afectan al paradigma de la democracia y sobre todo a la realización de la democracia es la desafección social hacia las instituciones democráticas (Paolo Flores D’Arcais). La gente no tiene “afecto” a las instituciones democráticas, porque no cree en ellas o tiene muchas dudas sobre que la realidad política se acomode razonablemente al paradigma. El segundo dato sería el desencanto democrático, esto es, las esperanzas frustradas por la promesas incumplidas de la democracia (Andrea Greppi, Norberto Bobbio). La situación socio-política está llevando cada vez con mayor frecuencia a la abstención como una especie de resignación. La abstención es una manifestación evidente de la “democracia sustraída” (Paolo Flores d’Arcais). Estos datos ponen de relieve también los que David Held ha llamado los “sujetos cansados”, sujetos que renuncian a la posibilidad de ser gestores de su propio destino. Y quien renuncia a ser sujeto queda fácilmente reducido a objeto (David Held).
Primera cuestión a debatir es la siguiente:
¿CÓMO SUPERAR ESA DESAFECCIÓN, ESE DESENCANTO, ESA ABSTENCIÓN QUE REDUCEN LA VIRTUALIDAD DE LA DEMOCRACIA?
SEGUNDA CUESTIÓN
La democracia dominante es ante todo democracia representativa. Y hay que afirmar de inmediato que la democracia representativa, aun siendo válida, tiene muchos déficits. Rousseau llevaba razón cuando en el “Contrato Social” decía: “La soberanía no puede ser representada, por misma razón que no puede ser enajenada; consiste esencialmente en la voluntad general y ésta no puede ser representada; es ella misma o es otra cosa; no hay término medio. Los diputados del pueblo no son, pues, no pueden ser sus representantes; no son sino sus comisarios; no pueden acordar nada definitivamente. Toda ley no ratificada en persona por el pueblo no es nada, no es ley”.
No cabe duda que la democracia representativa introduce una “mediación” para la expresión de la voluntad popular. El representante no está vinculado en las democracias representativas por un mandato imperativo, luego goza de una discrecionalidad que muchas veces cae en la mera arbitrariedad. Por ello es muy común que haya una distancia entre lo que deciden los representantes y lo que quiere un pueblo. Sería, pues, necesario un control más frecuente y directo de esos poderes representativos y sobre todo facilitar las consultas directas para la mayor autenticidad de las decisiones democráticas. De ahí que en los últimos decenios, desgraciadamente sin una implantación generalizada, hayan proliferado las propuestas a favor de una democracia deliberativa y participativa.
Segunda cuestión a debatir:
¿QUÉ MECANISMOS SE PUEDEN CREAR PARA AUTENTIFICAR LAS DECISIONES DE LOS REPRESENTANTES? ¿QUÉ POSIBILIDADES HAY DE EXPANDIR LA DEMOCRACIA DELIBERATIVA Y PARTICIPATIVA? ¿Y LA DEMOCRACIA DIRECTA, AL MENOS EN CUESTIONES IMPORTANTES, VIA REFERÉNDUM?
TERCERA CUESTIÓN
No basta la democracia política, la democracia representativa que se sustancia en los Parlamentos. Los individuos no viven solo en el ámbito de la política. Hay otros ámbitos existenciales que también deben democratizarse. Hace falta una democracia social y una democracia económica. La democracia social quiere significa que la democracia tiene que llegar a las instituciones sociales no estrictamente políticas, como pueden ser los colegios profesionales, las universidades, las escuelas públicas, los sindicatos, etc. La democracia económica es la que se encuentra más alejada del ideal democrático. Los líderes de las democracia liberal, adjunta al capitalismo económico, afirmaron hace ya muchos años que había que tener cuidado con un exceso de democracia que podía llevar a una “ingobernabilidad democrática”, lo que para ellos significaba que la democracia se introdujera en el mundo económico, y porque ello implicaría una socialización de los medios de producción. En torno a esta cuestión habría que reafirmar un valor fundamental de la democracia que es la igualdad. Por tanto mientras que no haya igualdad económica no podrá haber auténtica democracia, más aun si se tiene en cuenta la determinación de lo económico en la construcción de las instituciones políticas y de sus decisiones. La igualdad económica plantea inevitablemente el problema de las formas de la propiedad y en este sentido habrá que concluir que el capitalismo, que el sistema económico vigente, no quiere saber nada de la democracia económica o de una economía democratizada.
Tercera cuestión a debatir:
LA NECESIDAD DE UNA DEMOCRACIA SOCIAL Y UNA DEMOCRACIA ECONÓMICA. ¿CÓMO INTRODUCIR MEJORES NIVELES DE IGUALACIÓN SOCIAL Y ECONÓMICA PARA AUTENTIFICAR LA DEMOCRACIA?
CUARTA CUESTIÓN
En un mundo en el que las fronteras estatales se han roto (la globalización) y en el que las grandes decisiones sobre los grandes problemas se toman más allá del Estado, en el seno de poderes transnacionales, resulta enormemente necesario demandar un progreso democrático en las instituciones internacionales vigentes y, en definitiva, una democracia global. Esas instituciones internacionales (ONU, Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Organización Mundial del Comercio, etc.) carecen de una rigurosa legitimidad democrática y actúan como portavoces de los intereses de los grandes poderes económicos mundiales y no según el interés público o general de la sociedad internacional. La exigencia de una democracia global va estrechamente ligada a un nuevo orden internacional, tanto político como, sobre todo, económico, un orden que permita la participación en pie de igualdad de pueblos, naciones y estados, que actualmente no tienen ningún protagonismo en la constitución de esas entidades internacionales ni consecuentemente en su toma de decisiones. Indudablemente, una democracia global plantea la difícil cuestión de los sujetos de esa democracia global (¿los Estados?, ¿las naciones?, ¿los pueblos?). Es el reto de la posibilidad muy compleja de un “Estado mundial”. En todo caso, todos los avances de la democracia en el plano local, regional, nacional será un importante factor que favorecerá una democracia global.
La cuarta cuestión a debatir:
LA NECESIDAD DE UNA DEMOCRACIA GLOBAL. LA NECESIDAD DE UN NUEVO ORDEN POLÍTICO Y ECONÓMICO MUNDIAL. LOS SUJETOS DEL NUEVO ORDEN INTERNACIONAL.
QUINTA CUESTIÓN
La democracia no será posible sin un “ethos democrático” y sin una ciudadanía educada en y para la democracia. La democracia no se impone por ley. Y no se nace demócrata, sino se hace demócrata. De ahí la necesidad de una educación democrática, de una educación cívica para la democracia, de una cultura democrática. Para todo ello es fundamental la educación en un sano relativismo axiológico, consecuentemente en el pluralismo y en la tolerancia. Sin relativismo (un sano relativismo, no un escepticismo), sin pluralismo y sin tolerancia no es posible la democracia. De esta manera podrá darse un “ciudadano democrático”, un “ciudadano simpático” (David Held), esto es, un ciudadano inclinado a promocionar y a favorecer el interés público y el bien común, un ciudadano ajeno al egoísmo y propicio a la solidaridad.
Quinta cuestión a debatir:
LA NECESIDAD DE UNA EDUCACIÓN PARA LA DEMOCRACIA Y DE UN ETHOS DEMOCRÁTICO. LA NECESIDAD DE AFIRMAR EL RELATIVISMO, EL PLURALISMO Y LA TOLERANCIA COMO BASES DE LA DEMOCRACIA.
CUESTIÓN FINAL
Siempre habrá un “divorcio” entre la democracia ideal o constitucional y la democracia real. Hay que tener conciencia que la democracia será siempre un proceso inacabado e inacabable hacia la democracia ideal. Tal vez sería más correcto hablar de democratización que de democracia. Por ello es especialmente importante, en definitiva, no abandonar la "lucha democrática”. Hay que avanzar siempre en conseguir más altas cotas de igualdad económica y cultural. Cuanto más altos sean los niveles de igualdad más auténtica será la democracia. Uno de los peores enemigos de ese proceso de democratización es la pasividad social ante las carencias de la democracia real. En ese proceso las clases sociales más desfavorecidas por el sistema económico y político vigente han de ser los protagonistas más eficientes de ese proceso.
Cuestión final a debatir:
LA DEMOCRACIA COMO PROCESO INACABADO E INACABABLE. PROGRESAR EN IGUALACIÓN ECONÓMICA Y CULTURAL COMO GARANTÍA PARA EVITAR EL DIVORCIO ENTRE DEMOCRACIA IDEAL Y DEMOCRACIA REAL. ¿QUIÉNES HAN DE SER LOS PROTAGONISTAS DE ESE PROCESO DE DEMOCRATIZACIÓN?
* Nicolás María López Calera (Granada, 1938) es catedrático emérito de Filosofía del Derecho en la Universidad de su ciudad natal. El pasado jueves 2 de diciembre de 2010 pronunció la conferencia de cierre en el marco de las Jornadas Monarquía, República y Democracia, impulsadas desde UCAR-Granada. El texto que precede esta aclaración es una síntesis de su intervención aquella tarde.
** En la imagen, el maestro López Calera durante la celebración del Acto Público contra la Impunidad del Franquismo, en el que también participó el recientemente desaparecido Enrique Morente.
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