'Contra la dictadura del capitalismo. Por un cambio de sistema', fue el lema del 15 de octubre en Granada
A. Peñalver
Ideal
15/10/2011
En Granada, la cita era a las 18.00 horas en la plaza de La Caleta, donde el ambiente se fue animando progresivamente hasta las 18.30, cuando arrancó la andadura dirección a la Fuente de las Batallas. Miles de ciudadanos se unieron progresivamente a la iniciativa, que transcurrió sin incidentes. Había gente de distintos colectivos y muchos individuos a título particular. Cinco meses después del 15 de mayo –y gracias a las redes sociales– la movilización de los indignados se creció de nuevo para reclamar una auténtica democracia de forma no violenta. Algunos de los asistentes dieron rienda suelta a su imaginación, como Miguel García, un señor de mediana edad que portaba un ataúd con el que pretendía sentenciar a muerte al capitalismo. A su lado, Noli elevaba una pancarta con las palabras: ‘Por un trabajo y una vivienda digna’.
Según la Policía Local hubo unos 8.000 asistentes; según Democracia Real Ya, una de las plataformas organizadoras, de 15.000 a 20.000. Lo cierto es que la marea humana llenó por completo la Gran Vía, donde también se pudieron ver carros de supermercados para vender camisetas, alguna bandera republicana e incluso una pareja de novios sorprendidos con el chaqué y el vestido blanco que quisieron aprovechar para inmortalizarse con el acontecimiento social detrás.
A la altura del Banco de Santander (avenida de la Constitución) y en el Banco de España (Gran Vía) la cabeza de la manifestación se sentó en el suelo al grito de ‘Ahí está la cueva de Alí Babá’. Sin duda, Emilio Botín, presidente del Banco de Santander, fue uno de los nombres propios más mencionados entre acusaciones como ‘Botín, ladrón, trabaja de peón’.
De nuevo el pueblo salió a la calle pacífica y espontáneamente sin ningún partido, sin líderes ni banderas de ningún tipo, enarbolando solo aquello que les une: la indignación. Este sentimiento común se tradujo en gritos del tipo «los corruptos nos temen, los valientes se nos unen» o cánticos como «de Norte a Sur, de Este a Oeste, la lucha sigue cueste lo que cueste». Otros más rabiosos recurrían a fuertes aseveraciones: «Si somos el futuro por qué nos dan por culo». El cambio global fue pedido por cada uno a su entender. Alusiones al derecho a una vivienda digna con ‘pisos, no nichos’. Envites al capital con ‘tu botín, mi crisis’, ‘que paguen la crisis los culpables’, ‘Europa de todos sí, euros para pocos no’ o ‘Europa de gentes, no de mercaderes’.
En una jornada de protestas mundiales, no faltó la conciencia global: «Estamos con Chile, estamos con Grecia, estamos con Yemen, estamos con Estados Unidos, estamos con Corea, estamos con Siria, estamos con Brasil, estamos con Japón, estamos con México, estamos con China...», gritó una indignada en Colón, entre los vítores y aplausos de sus compañeros.
Sobre las nueve y media de la noche acabó la manifestación. Tres horas para recorrer apenas dos kilómetros. Aún quedaba, para quien quisiera, la celebración de una asamblea popular en la plaza del Carmen.
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